Nocturno de Día

jueves, septiembre 29, 2005

A Javier Marías

Me quedan los secretos, eso que jamás te dí, lo que no sabes de mí. Al menos algo queda que no te pertenece, algo donde puedo sentir que sigo siendo yo. Nunca antes había necesitado de esos desconocidos rincones más que hoy; hoy necesito perderte. Adiós.

lunes, septiembre 26, 2005

...

Así que se trata solamente de despertar cada día. Meterse el mundo por los ojos hasta decir "basta" y después...después tal vez, solo tal vez.

viernes, septiembre 23, 2005

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Cuando el árbol quedó pelón, las aves partieron. Así pasó año tras año.

martes, septiembre 20, 2005

Yo quiero...

Un día despertaré sintiendo que no soy yo. Caminaré junto a ti por las calles sin saber tu nombre, sin estar verdaderamente ahí; como un espectador, simplemente observando. Pasará de pronto, solo en un instante, ya no estaré ahí; habré desaparecido. Como si nada pasara en verdad, no estaré ahí. No veré cuando partas (tal vez volando), pues ya no estaré ahí; nada pasará realmente. Mientras seguiré buscando la forma de desaparecer, de cómo no ser siquiera un recuerdo pequeño y abandonado en la memoria. Un día despertaré y ya no estaré ahí.

lunes, septiembre 19, 2005

Hambre.

El perro insiste nuevamente después de un largo rato. Se asoma parandose sobre sus patas traseras recargado en el borde de la cama. un olor extraño le pica la nariz a esa altura, pero lo ignora debido al hambre. Rasca con su garra las sábanas esperando una reacción de su parte, pero no pasa nada. Una vez más intenta quitarle las sábanas que cubren su cuerpo, pero las tiene bien sujetas. Desesperado lanza un ahullido que más bien parece lamento. Intenta reconocer ese nuevo olor a la altura de la cama antes de darse nuevamente por vencido.
Es noche y ha pasado todo el día dormido; tratando de apaciguar el hambre con el cobijo del sueño, pero el maullido de un gato sentado en el quicio de la puerta lo despierta. Está tan cansado que su ánimo le impide salir disparado hacia el llamado del enemigo como haría habitualmente. Con la cabeza caida intentará nuevamente hacer que reaccione. Nota que el olor ahora está por todos lados; debe ser el calor. Ahora sentado a un lado de la cama ladra un par de veces sin que pase nada. Derrotado da media vuelta para dormir nuevamente, pero al girar, golpea el mueble y cae un frasco del buró. Antes hubiera esperado un regaño ante su torpeza, pero esta vez permaneció ahí, dentro de la cama, bajo las cobijas. Del frasco, unas pequeñas pastillas blancas; tal vez diez o más, quedaron regadas en el suelo de la habitación. Son pequeñas para su gusto, pero el olor dulzón le abre el apetito y sin pensarlo comienza a recogerlas con la punta de la lengua; sin masticarlas va tragando una a una hasta que no hay más. Mueve el frasco con la punta de la nariz y salen unas cuantas que habían quedado dentro. Regresa a su lugar y se recuesta, tal vez el sueño le calme el hambre.

martes, septiembre 13, 2005

Alarma.

Yo me alarmo si llueve mucho, o si llueve poco; todo es presagio. Yo me alarmo de que caigan hojas, de que caigan piedras; de que todo esté muy verde o muy azul. Si aparece un ave en mi ventana, seguro nada bueno ha de significar. Me pongo alerta, con los ojos bien abiertos y los pies en tierra firme. Trato de entender qué pasa y qué no. Si te alejas demasiado yo me espanto , me siento solo y un poco abandonado. Si te acercas mucho no lo soporto, me pongo en guardia y listo a atacar. No me preguntes si te quiero, eso no lo puedo contestar.

lunes, septiembre 12, 2005

Alz-Heimer

Quiero olvidar, despertar un día y no reconocer los rostros en las fotos del album familiar. Quiero no saber quien es el que se asoma al otro lado del espejo. Sería bello olvidar.

sábado, septiembre 10, 2005

No se diga que no fui yo.

No me mires asi, la culpa es de ambos. Evitarlo era imposible, tu sabes, como querer parar un camión con la frente. Tal vez ha sido lo mejor. Te digo que dejes de mirarme así, no puedes convencerme con tus ojos que todo lo he causado yo. No niego mi crimen, pero no quieras que cargue el tuyo. Si tu quieres recordar por mí no hay problema, yo prefiero no hacerlo.

miércoles, septiembre 07, 2005

Puerta.

Dentro las luces resguardan una sensación de noche atrapada, las filas de asientos color azul rompen el blanco que es el piso. Sentado ahí, de pronto advierto su presencia, ella entra en el consultorio frente a mi asiento y deja la puerta abiera. Me levanto esperando que mi vista no me juegue otra mala broma y la miro; ella me mira tambien y sonrie. Despues de tantos años parece que aún somos los mismos.
De pronto somos niños de nuevo, hablando de nosotros frente a nosotros.

martes, septiembre 06, 2005

1,2,3 por mí.

Que alguien me encuentre por favor.

domingo, septiembre 04, 2005

Sin luz.

Una hora sin luz son 60 minutos en algun lugar lejano, como un titere en la luna. Son 3600 segundos en un profundo oscuro, donde solo puedo sentir la lenta calma de mi respiración, soy una sombra. Son demasiados instantes donde todo puede pasar (¿recuerdas?). En ese tiempo donde busco un rincón adecuado me siento caer y es bello, pero entonces llegas y la oscuridad es un espacio tan solo y vacio que me cuesta respirar. Me cuesta la vida estar ahí. Es entonces cuando en silencio te llamo, en un grito encerrado que sube hasta mi memoria. Es entonces cuando busco una luz.

viernes, septiembre 02, 2005

Lecciones de vida. Viaje sencillo "3.50"

El autobús va casi vació, el chofer no repara en seguridad intentando capturar algún pasaje esquivo en parada prohibida. Entonces frena repentinamente y sube una pareja sonriente que al ver la extensa gama de lugares disponibles se alegra aun más. El saca unas monedas del bolsillo, ella avanza mientras el chofer echa a andar el camión. Ella decide tomar los asientos que van terceros del lado derecho, pues son los que vienen juntos, y que a diferencia de los de la izquierda; que son los individuales, permiten la convivencia de ambos durante el trayecto. Aun en el pasillo él le permite a ella tomar el asiento con ventana; lo cual resulta completamente irrelevante pues en ese momento ella solo lo mira a él y él a ella. Y él por supuesto toma el asiento que queda junto al pasillo.
Todo es movimientos bruscos de cabezas que van de un lado a otro, saltos repentinos y paradas vertiginosas. Más de uno mira desde su lugar con cara de desaprobación al chofer, que les regresa una rápida mirada claramente burlona por el espejo oblicuo arriba de la puerta de ascenso. El ruido de motor y cambio de velocidad combinado con el mal estado de algunas partes del autobús que golpean sin cesar al ritmo de los baches y el temblor de la estructura, hacen imposible escuchar a la pareja sentada en la tercera fila de asientos lado derecho. Ella habla despacio sin dejar de mirarlo, él la abraza con su brazo extendido sobre el respaldo del asiento de ella y la interrumpe atntes de que termine de pronunciar la frase completa para besarla en los labios; unos labios delgados y finos. Luego de cuadras y cuadras avanzadas, de semaforos y avenidas repletas la pareja ha sufrido un cambio repentino y a decir verdad imperceptible respecto a su actitud. Ella mira hacia adelante; a decir verdad no mira, pues sus ojos apuntan hacia algún punto inexistente entre el respaldo de los asientos subsecuentes al suyo y su visión. El mira hacia las ventanas del lado izquierdo, y tal vez es aqui donde se ha dado cuenta de su error, pues en este preciso momento podria ir mirando por la ventana de haber escogido el asiento que tiene ventana y no el de pasillo; además ella no mira hacia afuera, sino hacia enfrente a un punto equidistante entre ella y la nada. El se levanta del asiento y resuelve el problema, pues retrocede algunas filas y toma uno de los aisientos con ventana del lado izquierdo; pues al pasar la puerta de descenso los asientos de éste lado se vuelven dobles y los del lado derecho dejan de serlo. Ahora el error se nota claramente en que él no tomó uno de los asientos individuales lado izquierdo. Ella permanece un momento sin saber que hacer, con la mirada aun perdida en aquel punto inefable. Sola junto al asiento que da a la ventana en la tercera fila del lado derecho comienza a buscar entonces. Se levanta y retrocede hasta el asiento vacio junto a él del lado derecho y lo toma. Sin verse el uno al otro, el autobus parece no conocer algunas leyes de la fisica que de otra forma le impedirian moverse de la forma en la que lo hace. El se levanta nuevamente y toca el timbre, el autobus se detiene rapidamente y él baja al igual. Ella lo mira sorprendida y se levanta de un movimiento casi felino para seguirlo. El alto ha ganado al ímpetu del chofer por avanzar y no puede sino esperar junto con los demas autos en la avenida.
Ahora desde fuera el se sienta en una banca metálica color verde que está justo en la esquina y que mira justo hacia una tienda de refacciones automotrices. Ella lo observa en una forma triste y parece preguntar algo por el movimiento de sus brazos; muestra las palmas mientras los separa un poco del cuerpo. El contesta algo y nuevamente se pone de pie. Para el primer autobus que pasa perpendicular al que espera junto con los demás en la avenida por la que hasta hace un momento iba él con ella. Ella lo mira subir y alejarse, comienza a llorar.
La luz cambia de color, los asientos de la tercera fila lado derecho estan ahora ocupados por una anciana y un niño con uniforme de primaria que tiene las mangas del sueter manchadas de helado; la anciana comienza a dormirse. El autobús avanza rapidamente entre ruidos de motor, cambios de velocidad y el sonido de algunas partes que golpean al ritmo de los baches y el temblor de la estructura.