Nocturno de Día

viernes, septiembre 02, 2005

Lecciones de vida. Viaje sencillo "3.50"

El autobús va casi vació, el chofer no repara en seguridad intentando capturar algún pasaje esquivo en parada prohibida. Entonces frena repentinamente y sube una pareja sonriente que al ver la extensa gama de lugares disponibles se alegra aun más. El saca unas monedas del bolsillo, ella avanza mientras el chofer echa a andar el camión. Ella decide tomar los asientos que van terceros del lado derecho, pues son los que vienen juntos, y que a diferencia de los de la izquierda; que son los individuales, permiten la convivencia de ambos durante el trayecto. Aun en el pasillo él le permite a ella tomar el asiento con ventana; lo cual resulta completamente irrelevante pues en ese momento ella solo lo mira a él y él a ella. Y él por supuesto toma el asiento que queda junto al pasillo.
Todo es movimientos bruscos de cabezas que van de un lado a otro, saltos repentinos y paradas vertiginosas. Más de uno mira desde su lugar con cara de desaprobación al chofer, que les regresa una rápida mirada claramente burlona por el espejo oblicuo arriba de la puerta de ascenso. El ruido de motor y cambio de velocidad combinado con el mal estado de algunas partes del autobús que golpean sin cesar al ritmo de los baches y el temblor de la estructura, hacen imposible escuchar a la pareja sentada en la tercera fila de asientos lado derecho. Ella habla despacio sin dejar de mirarlo, él la abraza con su brazo extendido sobre el respaldo del asiento de ella y la interrumpe atntes de que termine de pronunciar la frase completa para besarla en los labios; unos labios delgados y finos. Luego de cuadras y cuadras avanzadas, de semaforos y avenidas repletas la pareja ha sufrido un cambio repentino y a decir verdad imperceptible respecto a su actitud. Ella mira hacia adelante; a decir verdad no mira, pues sus ojos apuntan hacia algún punto inexistente entre el respaldo de los asientos subsecuentes al suyo y su visión. El mira hacia las ventanas del lado izquierdo, y tal vez es aqui donde se ha dado cuenta de su error, pues en este preciso momento podria ir mirando por la ventana de haber escogido el asiento que tiene ventana y no el de pasillo; además ella no mira hacia afuera, sino hacia enfrente a un punto equidistante entre ella y la nada. El se levanta del asiento y resuelve el problema, pues retrocede algunas filas y toma uno de los aisientos con ventana del lado izquierdo; pues al pasar la puerta de descenso los asientos de éste lado se vuelven dobles y los del lado derecho dejan de serlo. Ahora el error se nota claramente en que él no tomó uno de los asientos individuales lado izquierdo. Ella permanece un momento sin saber que hacer, con la mirada aun perdida en aquel punto inefable. Sola junto al asiento que da a la ventana en la tercera fila del lado derecho comienza a buscar entonces. Se levanta y retrocede hasta el asiento vacio junto a él del lado derecho y lo toma. Sin verse el uno al otro, el autobus parece no conocer algunas leyes de la fisica que de otra forma le impedirian moverse de la forma en la que lo hace. El se levanta nuevamente y toca el timbre, el autobus se detiene rapidamente y él baja al igual. Ella lo mira sorprendida y se levanta de un movimiento casi felino para seguirlo. El alto ha ganado al ímpetu del chofer por avanzar y no puede sino esperar junto con los demas autos en la avenida.
Ahora desde fuera el se sienta en una banca metálica color verde que está justo en la esquina y que mira justo hacia una tienda de refacciones automotrices. Ella lo observa en una forma triste y parece preguntar algo por el movimiento de sus brazos; muestra las palmas mientras los separa un poco del cuerpo. El contesta algo y nuevamente se pone de pie. Para el primer autobus que pasa perpendicular al que espera junto con los demás en la avenida por la que hasta hace un momento iba él con ella. Ella lo mira subir y alejarse, comienza a llorar.
La luz cambia de color, los asientos de la tercera fila lado derecho estan ahora ocupados por una anciana y un niño con uniforme de primaria que tiene las mangas del sueter manchadas de helado; la anciana comienza a dormirse. El autobús avanza rapidamente entre ruidos de motor, cambios de velocidad y el sonido de algunas partes que golpean al ritmo de los baches y el temblor de la estructura.

1 comment(s):

mmm... a mi me da x debrayar cuando voy en el metro...

By Blogger Bellota, at 8:48 p.m.  

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