Nocturno de Día

lunes, marzo 14, 2005

Partes...partes?

Siempre hay una forma, en cada paso que no doy, en cada instánte que dejo ir, cada mirada que no busco, cada palabra que guardo cuando debería dejarla salir. La certidumbre está ahí siempre acechando tras mi consiencia golpeándome con su mano fría en cada acto y cada instánte que se me escapa como agua por el colador. Es algo que no comprendo y que sin embargo busco desesperadamente, algo que se adelanta en cada cosa, que da la vuelta a la esquina antes de que mis ojos puedan captarla completa justo en el marco de mi realidad posible. No sé decir que papel he tomado en esta farza, que personaje omnisciente me oculta su rostro tras una mascara que ni siquiera logro identificar entre tantas, un juego que de a poco se vuelve ominiosamente absurdo y desesperante, he puesto el colador bajo la lluvia esperando que retenga algo, esperando a que alguna gota sea lo suficientemente grande para no irse al fondo y hasta nunca, mi lúdico y desafortunado intento bajo los designios inesperados de un reloj sin manesillas ni cifras, un circulo que ronda siempre su centro sin acercarse nunca, un lobo que espera con las fauces abiertas de par en par mientras la liebre duerme dentro sin temor, sin escape y con el aliento asesino susurrandole tras la razón y duerme, duerme y el circulo queda intácto, estatico, sin una sola grieta que lo desuna, que lo fragmente y destroze ya en dos o millones de pedazoz que puedan ser cuantificables para medir la espera y colocar los días de sangre de por medio como una muralla contra la vida o contra la muerte. Poner la bala dentro y esperar el inminente momento de disparar para matar a la presa que huye, eterna y velozmente a su refigio llamado nada, a su cueva donde la vida no alcanza a meter sus sucias manos y espera, siempre espera o es a caso que soy yo quien esta dentro y no lo ha visto, quien debe escapar de la rafaga mortal, quien lleva puesta la mascara entre tantas y trato de engañar, quien busca ese centro del que se aleja inevitable y absurdamente llamandolo con desesperación, quien duerme bajo los colmillos en una noche que no termina y el aliento asesino me susurra versos al oido para que así sea y hasta nunca y hasta siempre.

0 comment(s):

Post a comment

<< Home