Nocturno de Día

martes, noviembre 27, 2007

Agosto.

Aquella tarde de agosto no pude mantener mi promesa hecha en silencio alguna de esas tantas noches que permanecí en vela extrañándote, recordando el tacto de tu piel húmeda y lunar atreves de las sabanas y la noche. Desperté como tantas otras veces con la clara sensación de haber perdido (aun no tengo claro qué) una vez más en el sueño. Miré el espejo tratando de convencerme de que no, de que todos esos años eran solo una ilusión y al salir te encontraría sentada junto a la ventana, metida en tus jeans azules que alguna vez alguno de tus novios pasajeros olvidaron en el bote de ropa sucia, esos pantalones largos que te hacían lucir pesada y que tanto odiaba, porque representaban ese tiempo en tu vida cuando yo sin saberlo te buscaba y sin quererlo te encontré bajó esa cornisa aquel lunes aciago que ahora forma parte inamovible del catalogo de mis sueños. Permanecías quieta mirando las gotas de agua que destellaban frente a ti y aun no logro descifrar por qué, de entre tanta gente que buscaba un refugio me miraste y fue en ese momento, cuando el iris oscuro de tus ojos encontró los míos que el mundo se redujo a la distancia entre tus labios y los míos, labios que después conocería tan bien, en cada comisura y movimiento, en cada beso.

domingo, noviembre 18, 2007

... y ya no sé hasta que punto prefería soñar y tenerte que tenerte y odiarte.