Nocturno de Día

domingo, diciembre 05, 2004

Del mar y otros demonios

Las olas dejaban rastros de espuma sobre sus pies al romper en la playa. Del otro lado un sol rojìsimo iluminaba la superficie del agua en miles de destellos brillantes. Una birza suave llegó de repente. El olor a sal invadiò lo profundo de sus sentidos. Una gaviota cruzó veloz sobre el inmenso espejo del mar hasta perderse allá donde comenzaban a nacer de nuevo las nubes. Grandes secciones del cielo relucian en tonos rojos naranjas y rosados invitando como siempre a la noche.

De pronto aquel instánte quedó atrás. Inmerso en la inminente noche dió media vuelta y comenzó a caminar hacia donde la arena era un polvo seco y fino. Tomó sus pantalones y su demás ropa. Dentro las luces de la casa estaban ya encendidas. Largas lineas amarillas brotaban desde dentro quebrando la oscuridad sobre el suelo. Buscó dentro del bolsillo y el sonido metálico se confundió con el rugido del mar deborando las rocas en las sombras.

Al abrir la puerta sintió la luz llenarlo todo. Tardó un instánte en acostumbrar su vista a la nueva luminicencia que era el interior. Dio un paso hasta quedar completamente sumergido en aquel mar de luz. Dejó el pantalon sobre el perchero y arrojó las llaves sobre la mesita de madera provocando otra vez aquel sonido chillante. Tomó la camisa y se la puso alzando los brazos por encima de su cabeza. Mientras abrochaba los botones negros uno a uno, notó que había dejado un rastro de arena sobre la duela, pero pronto dejo de prestarle atención. Tomó la cajetilla de cigarrillos de la bolsa del pecho, encendió uno y escuchó el fuego consumir las tiras de tabaco dentro del papel, algunas chispas brotaron desde el punto rojo que se consumía mientras daba la primera y larga bocanada. Con el cigarrillo aun en la boca observó el humo alargarse en el espacio frente a sus ojos con un ritmo casi balsistico.

Frente a la ventana, de pie, con el cigarrillo consumiendose ahora entre sus dedos imagino al mar creciendo hasta inhundar todo. Sobre la arena el cuadro iluminado por la luz del interior atraia en su vuelo a las palomas que no tardaban en estrellarse contra el cristal para caer sobre la arena. su persistencia le parecía masoquisticamente ominiosa. Cerró la cortina y la linea perfecta de la luz desapareció de la superficie del exterior, ahuyentando a las palomas hacia otro punto de luz en la profundidad de la noche -Deberian volar hacia las estrellas si en verdad son tan valientes las muy estúpidas- murmuró antes de alejarse y dar otra bocanada al cigarrillo que poco a poco se encogía.

Mientras duraba la espera observaba las sombras que la luz formaba en las irregularidades del techo, con calma las recorría hasta encontrar algo interesante entre toda esa maraña de puntos grises y blancos. Encontró

...

1 comment(s):

Como ya se rompoó la cadenita del 0,0.... , creo que ya es tiempo de dejarte aquí mis saludos. ¿Sabes?, tal vez hoy simplemente se me ocurre que mis dedos son demasiado fríos como para pasar un invierno intentando tocar la guitarra. De nuevo, mis más cordiales saludos, e invitaciones bastas para aportar algo a mi pequeño círculo y la fuga del peregrino. Hasta Luego.

By Blogger Triste Infinito, at 9:43 p.m.  

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