Nocturno de Día

lunes, noviembre 15, 2004

Días de fiesta en la ciudad

Es domingo por la tarde, y parece que el día esta en contra de todos. Las nubes sobre el cielo amenazan la fiesta de la gente; que sin embargo sigue llenando cada vez más la calle invadida de juegos "mecánicos" y puestos de comida. Suena una banda de musica en el atrio de la iglesia pero nadie parece notarlo. Se prepara el sonido y comienzan a darle forma al "castillo" de fuegos pirotécnicos. No se ve un solo puesto de huevos de confeti u harina como otrora y en cambio abundan las latas de espuma multicolor de algún país asiático. Y ninguno de ellos debe notar la diferencia cuando se lanzan copiosamente la cosa aquella unos a otros, embarrando a algún inocente despistado que cruzó sin poner atención.
De las luchas y el box solo queda una tarima de madera vieja y algunos ancianos nostálgicos que rememoran sus tiempos mozos parados en circulo, cada cual con su chamarra de algún equipo de beis mexicano. El palo encebado luce cual reliquia prehispánica clavado en medio de la banqueta y parece que nadie sabe para que sirve.
Poco a poco el sol comienza a dar más vida a lo que todos esperan. Las luces de los armatostes metálicos se prenden poco a poco dejando a los asistentes deslumbrados y con una sonrisa de embelezamiento casi increible. Las parejas caminan tomadas de la mano o abrazadas de la cintura, son felices y dudo mucho que sepan la causa de esa "felicidad". Compran pulseras de luz fluorecente y aparatos que destellan en una amplia gama de colores que funcionan con baterias "AA". Los puestos de comida comienzan a despachar los "hot cakes" y las "banderillas", las fresas con crema y los "jarritos locos" con un chorrito de "piquete" ilegal por unos cuantos pesos más. El sonido de los animadores de los juegos ensordecen a la gente haciendo gritar a los mareados comenzales (jaja) y sonando canciones de "moda" entre el populacho. Se lanzan los primeros dardos contra las paredes de globos rojos, verdes, rosas y amarillos entre otros. Las canicas ruedan sobre la superficie ahuecada y enumerada que promete premios "grandiosos" para aquel que tenga el presupuesto adecuado. Los más osados y valientes suben al monstruo que gira y gira dejando a todo el mundo con la sensación de mareo, más en los bolsillos que en el estómago.
Y mientras pasa esto me pregunto ¿Dónde quedó aquello que recordaba?. Los antifaces de diamantina y los sombreros de ada madrina han desaparecido tras las máscaras de plástico de algún personaje de caricatura japonesa. No se escuchan las marimbas ni los mariachis en las casas donde las familias comen arroz y mole verde.
Mientras la noche sigue tomando poseción de todo y todos, se encienden los fuegos y saltan al firmamento tiras de encendidas colas que anuncian el evento principal. La gente se aglutina y empuja para obtener el mejor lugar posible sin ser alcanzado por un cohete perdido o un mal funcionamiento de alguna figurilla encendida. Las coronillas giran y alzan el vuelo iluminando el cielo oscuro por un instánte. Se escucha de pronto un tronar de pólvora y sube el fuego hasta donde debe hacerlo. Las chispas alejan un poco más a la multitud que creía estar a salvo y comienzan a girar las figuras de frutas y cruces incandescentes. Sigue así la fiesta durante unos minutos. La gente grita y las coronillas siguen subiendo. Las chispas alcanzan a algunos y otros somos menos desafortunados; de no ser por los constantes pizotones y codazos. Al final un helicóptero enciende motores y se ilumna con algún químico incorporado a la pólvora de un color verde perico muy deslumbrante, y luego alza el vuelo hacia un cielo aún nublado. La gente vitorea porras en honor al "santo patrono" y gita de horror cuando aparece "El torito". Corren esquivando las chispas y los estallidos, los niños lloran con tanto ruido, y las madres corren de un lado a otro. Algún valentón un tanto "alegre" se enfrenta al animal de cartón y fuego, y cae al piso más rápido que "Fidel" incorporándose de inmediato con cara de anonadado. De pronto el cielo es iluminado por cohetones de diversos colores arrebatándo un "Ahhh" del contingente asombrado. El movimiento en la calle se hace lento debido al estancamiento de gente en ciertos puntos. Pero aun conserva la gente su sonrisa y su felicidad insólita; aunque por dentro saben que todo aquello acabará, como en un cuento de hadas, dentro de pocas horas cuando el reloj apunte al norte.
Bailan al ritmo de alguna canción "sabrozona" las parejas. Se calienta el ánimo de algunos, se desahoga el de otros. Unos cuantos terminaran durmiendo esta noche en los separos de algún ministerio publico por "faltas a la moral" o "desorden público" gracias a la siempre oportuna presencia de la policía de seguridad pública del DF. Tomaran refrescos y subiran a algún juego de consecuencias poco convenientes. Pasarán la noche con su felicidad llena de luces y ruido, y baile y fuegos artificiales...tan artificiales como la triste realidad de que salvo algúnos pocos y raros especímenes ninguno de ellos sabe que murió Arafat o que se aprovó el presupuesto para el 2005. Dormirán su sueño tranquilo para olvidar, como sucede cada año, que aun hay "pueblos" dentro del Df que pese a todo y todos, luchan por conservar una "tradición" que hace mucho tiempo apesta a muerto.

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