Nocturno de Día

lunes, agosto 08, 2005

Nocturno

Entre la noche tu voz rompe el silencio donde espero y voy tras de tí. Afuera las bugambilias de algunas casas parecen imitar la oscuridad en los jardines y los muros, pero solo logran pintar algunos tramos del paisaje de un violeta en sombras. Entre las calles desiertas vamos solos, mientras caminámos sin pronunciar palabras. Escucho el eco de tus pasos cayendo en el fondo de mi mente, como pequeñas piedras redondas quebrando la superficie del agua quieta. De pronto paras en medio de la oscuridad que parece protegernos del mundo y me miras con tus ojos negros, pero yo no puedo encontrate tras tu vista, porque sé que inevitablemente me atraparás dentro y será imposible escapar. Me preguntas qué pasa, pero en mi boca todo es metales frios y pesados; imposible hablar. Busco en el suelo un poco de alivio, un espacio donde permanezca lejos de tu encanto mortal, tus ojos de ave carnivora siempre oscuros y letales. Tocas mi rostro con tu mano de nieve y mi piel se estremece, y comienza a recordar ese frio contacto de tus suaves dedos. Por un momento voy hacia ti, sin darme cuenta avanzo aun sin mirarte entre la noche bajo los árboles. Caigo irreparablemente hacia un final fatal donde todo será estallido y desgracia. Me abrazas y mi cuerpo reconoce inmediatamente el tuyo como en antiguas noches; entradas al mundo donde somos uno. Y de pronto el vértigo me detiene a un instánte del colapso y te alejo suavemente. Te miro al fin y en tus ojos me encuentro; imágen apagada entre las sombras de los árboles. No reconozco lo que miras y no encuentro en tí nada que pueda retenerme. Lentas lágrimas ruedan por tu piel lactea como diamantes desperdigados en medio de la noche. Este es el fin.

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La última vez que caminé a su lado, fue la vez que más lejos lo tuve de mi. Su corazón me despreciaba y me rechazaba, que si no hubiese sido por la inercia que movía a mis piernas... en ese preciso momento estaba lista para morir. Su silencio fue el veneno que me ha infectado el alma.
Ese fue el fin de su cuerpo cerca del mío, pero no el de mi corazón que lo espera sin reloj.

By flor, at 10:19 p.m.