Nocturno de Día

domingo, noviembre 07, 2004

El inminente invierno

Por la mañana supe que algo había cambiado. No fue solo ese cielo azul ni esas nubes como rasguños sobre el firmamento. Había en el aire algo parecido a un lamento y en el clima un frio de catedral abandonada. A pesar de que el sol iluminaba más de lo habitual aquel frio comenzaba a meterse dentro de mí como si quiciera llegar hasta lo profundo de mis huesos y congelarme desde ahí hasta matarme de frio. Miré por un momento la situación y no me di cuenta de cuando había muerto el otoño.

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